Hoy este bonito proyecto cumple tres meses
Cuando publiqué mi primera entrada el 8 de Abril no pensé que me fuese a dar
tantas alegrías y que se convertiría en algo tan importante para mi. Ese lunes pensé que sería difícil que alguien
supiese de mi existencia en un mundo tan saturado de información como Internet. Pero gracias a muchos visitantes anónimos (y a un maravilloso invento que se
llama contador de visitas) comprobé que mi blog era visitado. Recuerdo cuando
marcó 27 visitas, me pareció toda una muchedumbre jeje, veía los contadores de
otros blogs cuando los visitaba 500.000, 123.000, 241.000, pero yo estaba súper
orgullosa de mis 27. Eso me animó a seguir colgando más entradas y así
llegasteis vosotras:
Marli,
Alicia, Deny, Maribi, Amparo, Carolina,
Begoña, Morixe, Rose y Mavi
Si con 27 visitas me alegré imaginaros cuando
vi que alguien se decidía a seguirme y cuando leí vuestros comentarios, por eso
hoy quiero agradecéroslo especialmente a vosotras diez. Quiero haceros
partícipes de mi alegría, mandaros una
enorme sonrisa y un abrazo. Agradeceros que hayáis sido generosas con vuestro
tiempo dedicándome unos minutos y unas palabras cariñosas.
En Agosto del 2011 me rompí, tanto física
como psicológicamente. Este edificio que es mi cuerpo, me iba avisando desde
hacía años, pero por distintas circunstancias seguí adelante ignorando sus
señales, hasta que la estructura cedió del todo y el edificio cayó. Ahora estoy
en período de reconstrucción. En esta fase trato de centrarme en todo lo que aún puedo hacer (para qué
pensar lo que no), intento descubrir formas de invertir el tiempo de forma
constructiva, edificante, pero sin que me suponga esfuerzo físico y aquí es
donde me reencuentro con el ganchillo.
Cuando era niña mi madre trató de enseñarme
algunas cositas básicas: punto de cruz,
vainica, un par de cosillas a dos agujas y el punto bajo a ganchillo, pero yo
era muy impaciente y mis tejidos tenían siempre unos agujeros enormes, a mi no
me importaba, miraba a mi madre y le decía toda contenta:
- - Mira amá he hecho ojales, ahora le
podemos poner botones.
Con el punto de cruz podéis imaginar…. No
había forma de que me salieran dos de aquellas dichosas equis iguales. Pero lo
peor, sin duda lo peor con diferencia, era mantener el culo pegado a la silla y
es que yo no podía parar un minuto quieta. Como no podía ser de otra manera mi
madre se dio por vencida. Imaginaros su sorpresa cuando 27 años después (el año
pasado) y sin previo aviso le llevo como regalo unos cojines para el sofá hechos
por mi. La pobre mujer no podía creerlo. Tuvo que verme tejer para creer que
los había hecho yo. Cómo se reía mirándome. No paraba de decir: No me lo puedo
creer.
Pero claro la vida me ha dicho que me toca
estar quieta y a ver quién es la guapa que se lo discute. Bueno, no pasa nada,
ya le he buscado la vuelta y he encontrado la forma de estar activa, porque
entre decidir qué voy a confeccionar, buscar lo que necesito para hacerlo,
confeccionarlo, publicarlo, visitaros y hablar con vosotras, preparar los vídeos, el
taller para niños y alguna cosa más el tiempo vuela y mientras, las obras van
despacito para adelante y la reconstrucción avanza de forma muy positiva.
Así que una vez hechas las paces, mis manos
con el ganchillo y mis posaderas con el asiento, espero que esta nueva relación
dure mucho tiempo y que vosotras podáis ir comprobándolo.
Un besote
muy gordo y cariñoso para cada una de vosotras
Aquí os dejo alguna foto mía con unos 5 años y
del lugar en que me crié.
Con estos
alrededores, tanto monte para correr y explorar ¡cómo iba a querer estarme
quieta sentada! jeje